Desperabis

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Para variar, un arcade de ambientación fantástico-medieval; porque no todo va a ser destruir robots llegados del futuro o ametrallar demonios del espacio exterior. Desperabis nos pone en la piel de un mago que debe encontrar un misterioso cristal mágico para sanar a su amada —el primer episodio—, y rescatar a un amigo tomado prisionero por las fuerzas del mal —en el segundo episodio—. Ambos retos requerirán explorar un peligroso mundo de mazmorras, cuevas, bosques y castillos, en el que deberemos enfrentarnos a numerosos enemigos y resolver variados rompecabezas.

Todo esto suena mucho a Heretic o Witchaven, pero Desperabis cuenta con muchos detalles que le dan una personalidad propia. El autor —sí, es obra de una única persona, Florian Born— se centró especialmente en dos aspectos: la atmósfera y la jugabilidad. La primera está cuidada al detalle, y Desperabis realmente consigue que el jugador se sienta inmerso en sus escenarios; esto tiene más mérito si consideramos que el motor gráfico resulta bastante modesto para lo que se estilaba en 2001, y no es comparable con títulos como Unreal o Quake 2. La jugabilidad, por otra parte, está bien pensada y deja pocos detalles al azar; todas las situaciones tienen su solución, aunque para encontrarla en ocasiones haya que pensar y examinar bien los alrededores, y la dificultad nunca llega a desmotivar al jugador.

El juego cuenta con dos episodios. El primero —mi preferido— consta de siete niveles y se centra especialmente en la exploración y en resolver rompecabezas; sólo de forma muy esporádica aparecerá algún enemigo que destruir. El segundo episodio está dividido en dieciocho etapas y ofrece una acción más parecida a lo que podríamos esperar en un arcade, con decenas de monstruos a los que abatir y unos puzles más esporádicos, simples y predecibles. Existe además un nivel de introducción, muy recomendable para familiarizarse con el funcionamiento del juego.

Con todo, Desperabis no está libre de defectos. El más importante de ellos es la poca fluidez del combate. Cuesta bastante entender qué está sucediendo cuando luchamos contra algún enemigo; la barra de vida no aparece en la pantalla de juego, sino que hay que acceder al inventario —pulsando F2— para verla. Además, la mayoría de los monstruos no sangran ni se quejan al ser golpeados por nuestras armas, por lo que no resulta fácil saber si efectivamente les hemos alcanzado. Del mismo modo, no hay otra forma de comprobar los daños sufridos en el combate que mirar la barra de vida; se echa en falta algo como el parpadeo rojizo de la pantalla en muchos juegos cuando estamos siendo atacados... Además, resulta bastante complicado medir las distancias y acertar a los monstruos pequeños que se arrastran por el suelo.

De todos modos no se trata de un mal juego; abunda en buenas ideas y cuenta con algunos escenarios que realmente da gusto explorar. Me ha hecho pasar buenos ratos. Desperabis se publicó en 2001 y se distribuyó de forma gratuita desde la página web de su autor, hoy desaparecida. Si os gustó Witchaven, probadlo.

Por último, debo advertir que el juego está en alemán y no hay ninguna traducción disponible, ni siquiera al inglés.

REQUISITOS DEL SISTEMA

• Pentium a 133 MHz.
• 16 MB de memoria RAM (8 de ellos memoria XMS).
• 10 MB libres en el disco duro.
• Tarjeta gráfica VGA - SVGA.
• MS-DOS / Windows 95-98. En otros sistemas usad DOSBox.