In Extremis

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Había una vez un piloto espacial que cumplía una importante misión de exploración. Todo parecía ir bien, hasta que los sensores de su astronave detectaron la mole de un enorme crucero espacial que volaba a la deriva no muy lejos de ella. El buque, identificado como un "laboratorio", mostraba signos de llevar algún tiempo abandonado... Y claro, llegados a este punto, las cosas no podían hacer más que empeorar. Porque los reactores del vehículo de nuestro héroe dejaron de funcionar repentinamente, y ante el riesgo inminente de explosión, el ordenador de a bordo recomendó una evacuación inmediata. Dicho y hecho; el piloto se puso su escafandra y abandonó la nave. Y a falta de una opción mejor, decidió abordar el crucero abandonado.

Bueno, éste es el argumento que le da a In Extremis su razón de ser; nada que deslumbre precisamente por su originalidad. Los lectores más avispados ya habrán adivinado que el crucero espacial no está del todo desierto; como era de esperar, se encuentra repleto de alienígenas con muy mala baba, que intentarán por todos los medios a su alcance —básicamente uno: correr a por nosotros y mordernos o golpearnos hasta la extenuación— convertirnos en su almuerzo.

Así que no hay que dejarse engañar por la aparente complejidad del juego; In Extremis es básicamente un arcade al estilo de Doom o Heretic, en el que nuestro objetivo consiste en matar a los monstruos y llegar al final de cada nivel. Existe un sistema de inventario, y por lo tanto objetos útiles que podemos recoger —muchas veces deberemos hacerlo para avanzar, como sucede por ejemplo con las tarjetas de acceso—, y una serie de códigos que deberemos introducir al principio de cada nivel, pero se trata más bien de pequeños añadidos que no cambian la esencia del juego.

No se puede negar la calidad gráfica de In Extremis, y más si consideramos que se trata de un título que apareció a finales de 1993. Tanto las texturas como los sprites muestran un aspecto colorido y bastante detallado —para ver las texturas en suelos y techos, pulsad la tecla F durante la partida—. Hay incluso unos tímidos intentos de lograr algo parecido a una iluminación de colores, como podréis comprobar cuando paséis bajo una lámpara verde o roja, aunque no resulten muy convincentes.

Pero por desgracia pocas virtudes más se pueden comentar de esta creación de Blue Sphere. Su mayor problema reside en la acción, que resulta repetitiva y poco estimulante; tratándose de un arcade, esto supone un grave defecto que le quita mucho aliciente. Los monstruos van apareciendo uno detrás de otro; los hay de muchas clases, aunque por alguna extraña razón nunca los veremos mezclados, y cada nivel tiene una única variedad de ellos —¿un truco barato de los programadores para ahorrar memoria, cargando un solo tipo de enemigo en cada fase del juego?—. De todas formas, todos juntos o separados por razas, lo mismo da. Porque en realidad todos los alienígenas son iguales: corren hacia nosotros y nos muerden y golpean. Aparte de su aspecto, lo único que los distingue es la cantidad de daño que pueden recibir. Esto limita en gran medida la jugabilidad de In Extremis, porque la estrategia a seguir acaba siendo siempre la misma.

En fin, nos encontramos ante un juego colorido y goloso para la vista, pero mayormente olvidable. Si os decidís a probarlo, mejor que no sea con grandes expectativas... Por cierto, os hará falta saber que el código para el primer nivel es "IJEKAH"; es la clave que venía en el manual original, y sin ella no llegaréis muy lejos.

REQUISITOS DEL SISTEMA

• Procesador 386 o superior.
• 2 MB de memoria RAM (el juego no admite memoria EMS, así que los usuarios de DOS y Windows 95/98 deberán desactivarla y usarla toda como XMS).
• Tarjeta gráfica VGA/SVGA.
• 15 MB libres de disco duro.
• MS-DOS / Windows 95-98. En otros sistemas usad DOSBox.