Splatterhouse 3D

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Fantasmas, zombis, monstruos indescriptibles y demonios, casas encantadas y siniestros bosques de árboles moribundos..., y sangre, sangre por doquier y en grandes cantidades. Supongo que ahora muchos estaréis pensando en Blood, pero evidentemente el clásico de Monolith no fue el primer videojuego en incluir todo esto.

Mucho antes de que Blood asomase la cabeza, a finales de los años ochenta y principios de los noventa, llegó la serie Splatterhouse. En España la conocimos gracias a su segunda entrega, Splatterhouse 2, muy popular en su versión para la videoconsola Mega Drive. A ella habría que sumar el primer Splatterhouse, aparecido en 1988 para máquinas recreativas, y un poco más tarde también para algunas consolas exóticas; y Splatterhouse 3, publicado en 1993 para la Mega Drive, si bien por lo que parece no llegó a Europa. De todas formas, puede que se añada un cuarto episodio este año de 2009 —debe de ir en serio, ya tiene su entrada en la Wikipedia y todo—.

Los juegos de la serie se inspiraban sobre todo en los tópicos del cine de terror ochentero. El protagonista, Rick, es un matón musculoso con una máscara blanca; un claro homenaje a Jason Voorhees, el antagonista de las películas de Viernes 13. Su infructuosa lucha por salvar a su amada Jennifer de las fuerzas del mal le enfrentaba contra todo un ejército de espantosas criaturas sobrenaturales. Splatterhouse destacaba por su truculencia y sus espléndidos gráficos a todo color; por ejemplo, en Splatterhouse 2, el jugador podía encontrarse aporreando a un engendro gelatinoso hasta, literalmente, reventarlo.

Dicho todo esto, hablemos ahora de Splatterhouse 3D.

Este arcade es un tributo a la serie por parte de un aficionado voluntarioso. Creado con Game Maker, uno de esos programas para la elaboración de videojuegos sin programar —bueno, sin programar demasiado—, se publicó de forma gratuita en Internet en 2007. A diferencia de los Splatterhouse clásicos, nos ofrece acción en primera persona; pero, al igual que en ellos, lucharemos sin piedad contra fantasmas, zombis y otros monstruos para rescatar a Jennifer.

El detalle más meritorio del juego es el hecho de que sus gráficos están tomados de los títulos clásicos en los que se inspira; en su gran mayoría, del Splatterhouse para máquinas recreativas. Enemigos, sprites decorativos, texturas..., casi todo procede de ellos. Al principio la estética del juego puede parecer un poco chocante —al fin y al cabo, se trata de gráficos de hace casi veinte años, que no se crearon pensando en entornos tridimensionales—, pero a todo se acostumbra uno, y después de jugar un rato quizás os sorprenda la coherencia del conjunto. Los monstruos están, dentro de lo que cabe, bien animados, y resultan más o menos creíbles. Mi mayor queja, no obstante, es el hecho de que dos de las armas —la motosierra y la escopeta— procedan de Doom; quiero decir, puestos a incluir aquí una escopeta de otro juego, hubiese tenido más gracia escoger alguna menos reconocible.

La acción en sí es bastante simple; matad a los monstruos y llegad hasta la salida. En algunos niveles, además, deberéis encontrar a Jennifer antes de marcharos. Por lo demás, no existe la posibilidad de guardar partidas, así que deberéis pasaros el juego de un tirón; tampoco es muy largo, y en cosa de una hora u hora y media puede hacerse. Con algunos mapas probablemente necesitaréis bastantes intentos.

Por lo demás, el manejo de las armas se aleja un poco de lo tradicional en los arcades en primera persona. En Splatterhouse 3D, como en los títulos de la serie original, el protagonista sólo puede poseer un arma a la vez. Aquí no existe la posibilidad de reunir un arsenal completo del que disponer a voluntad, como en Doom; vuestra arma será la última que hayáis recogido. El juego incluye una barra metálica, la escopeta —con diez cartuchos— y la motosierra.

Y poco más queda que decir. En realidad Splatterhouse 3D no es gran cosa, y tiene algunos detalles irritantes —el movimiento no es tan fluido como debería, a veces el jugador se queda pegado a las paredes, etc—. Sin embargo, por alguna razón me ha dejado un buen sabor de boca. Resulta muy fiel a la esencia de los Splatterhouse originales, muestra mucha sangre y mucha decoración siniestra, y cuenta con una dificultad bastante bien ajustada. Ah, y una pequeña sorpresa final...

REQUISITOS DEL SISTEMA

El autor no detalló los requisitos necesarios para ejecutar Splatterhouse 3D. Se limitó a decir que:

«The program I used was Game Maker 6, which turned out to be extremely picky about what machines it could run on. All I've really figured out is that Game Maker hates Windows Vista and won't run without DirectX, which means it doesn't run on Macs. The game is complete; it's just a picky little bitch is all».

Sin embargo, la Wikipedia sí explica los requerimientos habituales de los juegos creados con Game Maker 6. Basándonos en eso, podríamos deducir que Splatterhouse 3D pide:

• Un procesador Pentium o equivalente (aunque dudo que el juego funcione en algo menos potente que un Pentium III).
• 64 MB de memoria RAM (¡recomendable al menos el doble!).
• 15 MB libres en el disco duro.
• Tarjeta gráfica compatible con DirectX, 32 MB de memoria y aceleración 3D.
• Tarjeta de sonido compatible con DirectX.
• DirectX 8 o superior.
• Windows 98-XP.

En mi caso, probé Splatterhouse 3D con un ordenador portátil AMD a 1'5 GHz, con Windows XP, 256 MB de memoria RAM, y una tarjeta de vídeo de 64 MB pero sin aceleración. Jugable, aunque exigente con la máquina; ralentizaciones ocasionales cuando había muchas salpicaduras de sangre en pantalla.