Wolfenstein 3D (SNES)

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El Wolfenstein 3D original, considerado casi como el abuelo de los arcades en primera persona, se publicó en 1992 para PC. Y logró un éxito tan grande que se fueron preparando rápidamente puertos para otras plataformas: Mac OS, Atari Jaguar, 3DO... De todos ellos, el más famoso —en el sentido de "infame"— seguramente es el dedicado a la consola SNES de Nintendo. De él toca hablar hoy.

Veamos, a principios de los noventa existía, en muchos países occidentales, cierta alarma social respecto a los contenidos de los videojuegos. "Los videojuegos son malignos, los videojuegos son violentos, los videojuegos sólo enseñan cosas chungas, a matar y endrogarse; así que cómprele a su hijo una Mega Drive y lo condenará a una vida de delincuencia, mala madre". Aquí en España se convirtió en un tema habitual en las tertulias matinales de nuestra no-violenta televisión, con Mª Teresa Campos y su comité de sabios alertándonos de los peligros de Mortal Kombat o Carmageddon —bueno, éste llegó ya algo más tarde—. Y supongo que en los países de nuestro entorno la situación corría por cauces parecidos. Alemania, de hecho, fue un poquito más lejos que los demás, y estableció una estricta regulación sobre cuánta sangre y qué símbolos pueden mostrarse en los títulos editados allí.

La división de Nintendo en Norteamérica también se tomaba muy en serio estas cuestiones. Si un desarrollador deseaba publicar un videojuego para sus consolas, Nintendo debía dar primero su aprobación. Y ello implicaba "pasar por el aro", someterse a una rigurosa política de contenidos: nada de vísceras, nada de religión, nada de sexo o nudismo, y por supuesto nada de tocar temas que pudieran resultar remotamente polémicos. Por aquellos años, la idea básica de la compañía era ofrecer entretenimiento familiar que no ofendiese la sensibilidad de nadie; por lo demás, un plan sensato en un país tan lleno de abogados y gente susceptible como Estados Unidos. Si bien es cierto que con el tiempo, y tras comprobar el éxito de los juegos sin censurar en otras plataformas, Nintendo fue relajando cada vez más estas restricciones.

Pero en 1993, mientras Id Software trabajaba en este puerto para la SNES de Wolfenstein 3D, se hallaban en vigor con toda su fuerza. Y aunque no me cuesta nada imaginarme a John Romero exclamando "¡que les jodan!" ante cada nueva interferencia de Nintendo, lo cierto es que al final no les quedó otro remedio que tragar, y modificar el juego en consecuencia.

Ello implicó, en primer lugar, eliminar el gore: adiós a esas explícitas muertes que sufrían los enemigos en la versión original, y a aquella entrañable death cam que servía para verlas repetidas a cámara lenta en el caso de los jefes finales. A Nintendo tampoco le hicieron demasiada gracia los esqueletos decorativos en jaulas y celdas, y los charcos de sangre, y asimismo fueron descartados.

Los símbolos nazis tampoco podían quedarse, claro. A petición de la multinacional nipona, Id Software borró todas las cruces gamadas del escenario, y ya de paso también la interpretación electrónica del Horst Wessel-Lied que sonaba en la pantalla de presentación. Y a partir de aquí, el asunto se fue tornando progresivamente más risible. Según Nintendo, ningún propietario de sus consolas debería toparse nunca con la cara de Hitler, y eso Id lo solucionó quitándole el bigote y llamándole Staatmeister. De hecho, todas las referencias a la Segunda Guerra Mundial fueron purgadas: los Aliados y la Alemania nazi pasaron a ser respectivamente "La República" y el Master State —quizás podría traducirse como "el Estado supremo" o algo así—. Se trata de una censura más bien ridícula porque, a pesar de la ausencia de esvásticas, cualquier observador mínimamente perspicaz puede percatarse enseguida de cuál era el tema original del juego, aunque no conozca el Wolfenstein 3D de PC.

Y dejo la anécdota más divertida para el final. Los agresivos pastores alemanes que custodiaban las mazmorras nazis fueron reemplazados en esta versión para SNES por... ¡Ratas gigantes de color gris! Nintendo no deseaba provocar la ira de los defensores de los animales, publicando un arcade en el que se disparase sobre canes pixelados en una pantalla de televisión. Esto nos podría llevar a un debate sobre el sexo de los ángeles —"¿por qué perros no y ratas sí? ¿qué clase de sociedad enferma tolera la violencia contra los roedores?"—, si bien la propia Id Software ya ironizó sobre lo absurdo de la controversia, con Shawn Green comentando al respecto que [en el juego] puedes matar personas, también.

Vale, y llegados a este punto, ¿qué tal funciona este Wolfenstein 3D para la Super Nintendo? ¿Resulta grato de jugar? Debo responder que, visto así en general, ¡sí! Conserva la misma mecánica ágil y simple de su predecesor, incluso con algunas adiciones: un lanzallamas y un bazuca, con sus propias municiones independientes. De hecho, entre el escuálido catálogo de arcades en primera persona de la SNES, sospecho que se trata del mejor.

En todo caso, las limitaciones técnicas de esta videoconsola se notan. De ahí que los gráficos luzcan aquí un aspecto más tosco que en los ordenadores de la época, bastante más potentes; los objetos y enemigos, por ejemplo, se convierten rápidamente en amasijos confusos de píxeles cuando el jugador se aleja de ellos. Aunque el motor del juego fue reescrito para la ocasión en ensamblador por el propio John Carmack, al procesador de 3'5 MHz que empleaba la SNES tampoco cabía exigirle milagros. Lo que sí he de señalar es que Id Software volvió a dibujar algunos sprites con mayor detalle —especialmente las armas—, y estas variantes mejoradas fueron utilizadas en otros puertos posteriores del juego.

Poco más que explicar. Muchos comentaristas lo vapulean de una forma un tanto injusta, comparándolo con la edición original para PC. Y sí, ésta resulta superior en casi todos los aspectos, del mismo modo en que cualquier 386 vendido en 1994 era superior a la SNES. Sin embargo, quienes lo probéis sin prejuicios seguramente descubriréis un arcade muy disfrutable, en su modestia.

Por supuesto, después de la experiencia Id Software no volvió a tratar más de forma directa con Nintendo, y los puertos de sus otros títulos —Doom, Doom 64, etc— fueron realizados por terceros.