Josephine: Portrait of an Assassin

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El comentario que le dedican a este juego en 3D Shooter Legends resulta corto pero elocuente, e incluye la palabra "abismal". Sin embargo, Josephine: Portrait of an Assassin no es un abismo; yo más bien lo calificaría de agujero negro, una especie de aberración cósmica que, una vez instalada en vuestros ordenadores, absorberá todo lo bueno que hay en vosotros y sólo os devolverá aburrimiento y frustración. Quizás alguien se haya dado cuenta de que, en estos comentarios para Arcades 3D, cada vez que tenemos que describir un juego horrible lo comparamos de un modo u otro con monstruos como Fortress of Dr. Radiaki o Island Peril; bueno, pues esta vez tampoco voy a abandonar la tradición, y diré que Josephine es tan feo y carente de gracia como cualquiera de los dos.

Ya el menú principal, lo primero que veréis antes de comenzar una partida, muestra un aspecto perverso: esos colores, esa apariencia sucia, esos píxeles contaminando la pantalla como un vertido tóxico... Sospecho que los autores simplemente encajaron, sin miramientos, sin delicadeza, sin volver la vista atrás, todo su trabajo gráfico en la paleta de 256 colores que usa el juego. Alguien debió pensar que el dithering es como la violencia: si no obtienes los resultados deseados, usa más... Esto le da a Josephine: Portrait of an Assassin su toque distintivo, su personalidad especial, que nos hace retroceder en el tiempo hacia esos recuerdos de televisores en blanco y negro mal sintonizados con entrañables señores con bigote y gafas de pasta apenas discernibles entre la nieve de la pantalla.

Los sprites de los enemigos son imágenes digitalizadas a partir de fotografías de modelos reales, al estilo de otros títulos como Rise of the Triad. Dicho así parece interesante; el problema reside en que estos sprites muestran unas animaciones pésimas. Tanto nuestros adversarios como los civiles inocentes se arrastran por el escenario como si fuesen robots. Evidentemente se necesitaban más cuadros de animación para lograr un movimiento fluido y realista, pero los autores del juego —Media Age Software— probablemente decidieron que ya habían trabajado bastante.

Respecto al sonido, bueno, de tan ridículo resulta hilarante. Algunos enemigos se dedican a lanzar alaridos —¡Uaaah! ¡Uaaah!— en cuanto os ven y entran en acción, y seguirán así hasta que pongáis fin a su miseria abatiéndolos con varios disparos. Además, la calidad de los efectos sonoros es tan mala como la de las texturas, como podréis comprobar cuando matéis a alguna de las mujeres que pululan por el hotel de la primera misión.

Pero lo que hace que Josephine trascienda la simple mediocridad y se convierta en un hito en la historia de los videojuegos espantosos es la jugabilidad. Más bien, la falta de ella... El motor gráfico es, a primera vista, similar al de Wolfenstein 3D, con sus niveles planos e iluminación uniforme, pero tiene un funcionamiento delirante. Para cruzar las puertas hay que tomar carrerilla, y asegurarse de que uno avanza en una dirección más o menos perpendicular: de lo contrario, os quedaréis bloqueados en el umbral, y habrá que retroceder y volverlo a intentar. Creo que éste es el primer juego en el que veo algo así... Pero aún hay más, claro, como enemigos que pueden dispararos a través de paredes y esquinas, o que las atraviesan sin más —me estoy acordando de cierto macarra que quedó atrapado dentro de una pared—. El mundo de Josephine desafía las leyes de la física..., y en ocasiones, las de la cordura.

El juego está dividido en misiones, y en cada una de las cuales existe una serie de objetivos concretos que deberéis cumplir —matar al embajador y robar el ordenador portátil en la primera, por ejemplo—. Afortunadamente podréis pedir instrucciones por radio, pulsando la tecla Q, cosa que resulta muy útil para saber qué hacer en cada momento. Otra ayuda interesante es el mapa, que aparecerá pulsando la M. La protagonista es capaz además de saltar o agacharse —teclas A y Z—, pero todavía no he encontrado una situación en la que esto pueda servir de algo.

Resumiendo: Josephine: Portrait of an Assassin se trata de una cutrez de escala épica. Nos ofrece una estética tosca y fea, un sonido atroz, y una jugabilidad que sólo puedo calificar de crimen de guerra. Para rematar este comentario añadiré que, al menos funcionando bajo Windows XP, el juego resulta bastante inestable. Si aún os quedan ganas de probarlo, bueno, hacedlo, pero mantened bajas vuestras expectativas; subterráneas, más bien.

REQUISITOS DEL SISTEMA

• Procesador 386 a 33 MHz (recomendable disponer al menos de un 486).
• 4 MB de memoria RAM.
• 30-35 MB libres en el disco duro.
• Tarjeta gráfica VGA.
• Windows 3.1-95-98-XP.